domingo, 9 de diciembre de 2018

Enseñar o jugar

El siguiente enlace propone el uso de la gamificación en el aula por parte de 18 expertos.  Me gustaría saber qué quiere decir exactamente el término experto cuando se habla de estos gurús de la educación que, en su mayoría, no tienen experiencia en las aulas.
Vamos perdiendo el norte poco a poco.

http://toyoutome.es/blog/18-expertos-en-educacion-defienden-el-uso-de-la-gamificacion-en-el-aula/39964

Algunos disparates recientes







martes, 20 de noviembre de 2018

VESTIMENTA Y LIBERTAD


                Con frecuencia se confunde la idea de libertad con la de capricho, se justifica cualquier actuación de los demás y así se le transmite a los alumnos.  Un ejemplo, muy persistente en los últimos tiempos hace referencia a la forma de vestir de los chicos.  Ante esta cuestión no faltan voces (diría que mayoritarias) que solicitan la libertad de elección del alumno.  El uniforme, frente a las ideas opuestas, facilita la libertad puesto que sitúa a todos los alumnos en el mismo nivel y oculta las diferencias socioeconómicas entre ellos.  Por supuesto, defiendo un uniforme moderno (no los clásicos y anticuados de los colegios privados), cómodo y no sexista.

Las supuestas libertades permiten la presencia de situaciones ridículas, como que un chico vaya a clase en tirantes (con pelos en las axilas y el olor correspondiente) o con bermudas y chanclas (aunque digan que son “de vestir”).  Igualmente, algunas chicas llevan escotes exagerados, incluso en invierno.  La moda de las gorras parece estar en relativo retroceso, aunque sigue siendo un caballo de batalla, pero el absurdo reciente se refiere al mantenimiento del abrigo en el aula.  Ellos lo justifican diciendo que tienen frío.  Cierto es que seríamos unos tiranos si realmente hiciera frío y permitiéramos que los alumnos se congelaran.  O que nos justifique su familia que está enfermo y no lo tuviéramos en cuenta.  La cuestión es que en clase está puesta la calefacción (en ocasiones, lo indecente es el calor que hace) pero el chico dice que no se quita el abrigo porque solo lleva una camiseta.  La costumbre acaba por normalizar el sinsentido pero cuando lo vi por primera vez, no pude dar crédito.  Es llamativo tener que enseñar a vestirse a un muchacho adolescente porque decide no llevar jersey ni sudadera. 

                Cuando se les plantea que deben quitarse el abrigo, se resisten todo lo posible.  Solo el paso del tiempo y la confianza que pueda establecerse entre profesor y alumno puede hacer cambiar esta situación.  Así que, ante el insolente cuestionamiento, no queda más remedio que justificar los motivos por los que debe atender a la orden de quitarse el abrigo.  Veamos algunas de estas justificaciones:

1.      Por convencionalismo social: parece que este argumento tiene poco valor, pero es importante mostrar la actitud más propicia para cada situación.  Así pues, acudir a un restaurante y comer con las manos, no atenta contra nadie pero tampoco creo que se pueda dudar de la incorrección del hecho.  Debemos enseñar a nuestros alumnos a comportarse correctamente, no solo a poder elegir lo que quieran hacer en cada momento solo porque lo quieren hacer.  La gorra no es propicia en un interior, el abrigo tampoco lo es cuando va a comenzar una sesión.  Comer y beber tampoco es correcto.  No es necesario argumentar la libertad de actuación sino atender a la corrección socialmente establecida.

2.      Por utilidad: todo objeto tiene una función.  Y es así como se debe valorar su presencia y su uso.  De forma concreta, los complementos pueden clasificarse en dos tipos: aquellos que completan un atuendo (como los zapatos, el reloj, un collar, una cadena, una pulsera), que permiten mantener la personalidad de su portador; y los que no lo hacen.  Estos últimos solo pueden llevarse cuando su uso es preceptivo: un bolso (para portar objetos), un sombrero (por pura estética), un paraguas o una capucha (para cubrirse de la lluvia), un abanico (para soliviantar el calor), una gorra (para evitar la insolación en la cabeza y su molestia en la visión), un gorro o un abrigo (para mantenerse caliente).

3.      Por salud: es evidente que llevar puesto el abrigo en un interior cálido y mantener ese mismo atuendo al salir a la calle (podemos estar hablando de una diferencia de 15 o 20 grados centígrados), tendrá sus efectos sobre la salud.

4.      Por comodidad: la realización de una actividad sentado en una silla y actuando sobre un pupitre, requiere necesariamente de una higiene postural y de una facilidad de movimientos.  Cualquier abrigo (los chalecos, cortafríos y chubasqueros quedan incluidos) impiden esa maniobrabilidad.  Solamente el ejercicio correcto de las actividades permite conocer las ventajas de realizarlas.  Mientras tanto, nos seguirán diciendo que están cómodos.

5.      Por mantenerse despierto: la mayor parte de los alumnos que defienden seguir con el abrigo puesto, tienen poco interés por los estudios.  Si el aula está acondicionada y el alumno se sienta recostado y con las piernas estiradas, el abrigo facilita que se acurruque y, por tanto la posibilidad de mantenerse adormilado.

6.      Por evitar el encubrimiento de objetos: a mayor número de capas, más posibilidad de esconder objetos.  La manga larga facilita esconder las chuletas, el abrigo permite encubrir el teléfono móvil, verdadero motivo por el que muchas veces quieren mantenerse en clase con el abrigo puesto.  Es habitual que, quien se lo quita a regañadientes, coja el móvil del abrigo y lo guarde en algún otro lugar.

7.      Por disciplina: puede que alguno de los motivos anteriores no convenzan a alguno pero dudo que alguien no quede convencido por alguno de ellos.  Pero, si eso sucede, hay algo mucho más convincente: el profesor es quien decide lo que se puede y lo que no se puede hacer en su clase.  Y lo hace porque dispone de un grado de libertad ganado gracias a su conocimiento, su madurez y su experiencia, elementos indispensables para poder disfrutar plenamente de libertad.  Quien no dispone de ellos (caso de nuestros muchachos), acude a la escuela a ser educado.  Y, entre otras cosas, también debe aprender a ser libre.

jueves, 10 de agosto de 2017

SUBE QUE TE LLEVO



    El paso de curso significa un proceso de adaptación importante por parte del alumno que, tras tres meses de vacaciones, debe reencontrarse con un punto de partida equivalente al de llegada del año anterior y avanzar hacia nuevos horizontes.

                Evidentemente, un período tan largo de inactividad supone que el lugar real en que se encuentra el alumno está varios pasos más atrás de ese supuesto punto de partida.  Las dos primeras semanas de curso deben servir para reciclar los conocimientos y las habilidades.  No es posible coger el libro y comenzar, sin más, el Tema 1.  Ni siquiera en 2º de Bachillerato, pese a los condicionamientos que, por tiempo, lastran el transcurso del año.

                Una vez que se ha producido el proceso de calentamiento, podremos comenzar a desarrollar los nuevos contenidos.  El problema es que, en la mayoría de los casos, existe una clara disociación entre lo que tratamos de enseñar y lo que el alumno es capaz de asimilar en cada contexto.  Por eso, hay que prestar atención y recurrir a contextos previos tantas veces como haga falta, así como partir casi de cero para progresar en las diferentes habilidades que el alumno, por desuso, ha dejado de realizar de forma competente.  La cuestión es cómo dar el salto de calidad si damos pasos adelante y atrás de forma continua.  El miedo a desarrollar los contenidos de forma lenta debe desaparecer.  En primer lugar, porque si no se resuelven problemas iniciales, será difícil avanzar después, cuando se produzcan problemas más complejos.  En segundo lugar, porque si se establecen buenas bases, el aprendizaje posterior se realiza mucho más deprisa.  Por este motivo, la tradicional temporalización que divide el curso en tres partes iguales, puede ser modificada sobre la marcha, si comprobamos que conviene detenerse y acelerar después.  Tampoco debe producir ningún temor la idea de desarrollar solo de forma esquemática alguna unidad con el fin de que sean ellos mismos quienes la desarrollen plenamente.  Eso sí, antes hemos debido proporcionarles las herramientas necesarias para que sepan cómo enfrentarse a esa tarea.

                Así pues, cuando se inicia el curso hay que mostrar al alumno el listón que debemos alcanzar, aunque de inicio lo vea inalcanzable.  Para ello, debemos tener en cuenta algunas consideraciones oportunas:
·        El listón no son una acumulación de saberes, sino de competencias necesarias y útiles para el posterior desarrollo del alumno, tanto en la materia que enseñamos como en su vida personal.
·        Solo alcanzaremos el listón si antes le damos una pértiga.  Él solo puede ser autodidacta y coger la suya propia, pero nosotros somos los encargados de enseñar.  Por eso, debemos proporcionarla.
·        El alumno debe practicar con los medios y materiales ofrecidos y los que puede alcanzar.  No podemos esperar que rebase listones solo porque ya le hemos ofrecido el material.
·        Deberemos, por tanto, enseñarle a utilizarlo.
·        Habrá que ofrecerle otros instrumentos, que los manipule también y elija el que mejor le conviene.
·        Considerar los logros en base a resultados absolutos nunca indicará un verdadero avance.  A veces hay que fracasar en alguna ocasión, antes de alcanzar la destreza necesaria.
·        La metodología debe ser diversa y motivadora.  Si todos los días hacemos y decimos lo mismo, no podremos avanzar más allá de un punto determinado.
·        Debemos tener claro que el objetivo es alcanzar el listón, pero que se puede ser flexible.
·        En cada sesión hay que marcar claramente también cuáles son los objetivos (o el objetivo) y centrarse en alcanzarlos.  La acumulación de contenidos actuará como freno del proceso, pero la acumulación de logros permitirá desarrollar los procesos de aprendizaje.

En todo caso, es importante evitar caer en dos tentaciones:
·        Bajar el listón tanto que se pueda superar sin alcanzar los verdaderos objetivos de logro.  Es frecuente que esto suceda cuando vemos que el alumno no alcanza los propósitos planteados.  Habrá que flexibilizar, valorar más sus virtudes y considerar que el salto ha podido ser bastante importante.  Carácter positivo y valoración de lo logrado, es decir evaluar sumando y no restando.
 -   Auparlos nosotros hasta el listón.  Nosotros debemos ser exigentes y plantear llegar hasta dónde hemos planteado, pero seamos guías y ofrezcamos todos los recursos que estén a nuestro alcance.  Si los subimos nosotros, hare

viernes, 14 de abril de 2017

El libro de los estorninos

Un canto de amor a la poesía, a la cultura, a la familia, al hecho de ser mujer...
y a la educación.

lunes, 28 de diciembre de 2015

¿Qué haces para cambiar el mundo?

Pequeño fragmento de los primeros minutos de la película de Mimi Leder Cadena de favores, Estados Unidos, 2000:


lunes, 20 de abril de 2015

Algunas citas de Karl Krause

  La reforma pedagógica iniciada en España a finales del siglo XIX toma entre sus referencias el pensamiento krausista, desarrollo de las líneas planteadas por Karl Christian Friedrich Krause.
  Extraigo estas tres citas personales de la obra de Gonzalo Capellán de Miguel, La España armónica.  El proyecto del krausismo español para una sociedad en conflicto. Edit. Biblioteca Nueva.  Madrid.  2006:

- "Debes hacer el bien, no por la esperanza ni por el temor ni por el goce, sino por su propia bondad".
- "El hombre irreflexivo, que ni sabe ni ama el saber juzga el valor de toda voluntad por el éxito".
- "La ignorancia es un motivo predominante entre los que ocasionan el vicio y las deficiencias que manchan la vida de la Humanidad, de los pueblos y de cada individuo".