Merece la pena hacer un esfuerzo por todos u cada uno de nuestros chicos. Este pequeño cuento es una muestra de lo importante que podemos llegar a ser para alguno de ellos (y quizás no seamos lo suficientemente conscientes). Éste es el camino:
En cierta ocasión, un científico se trasladó a una casa que tenía en la playa con el fin de poder concentrarse y finalizar unos trabajos. Al caer la tarde se dispuso a dar un paseo, y mientras caminaba por la playa vio a lo lejos a un hombre bailando; sonrió, al pensar que alguien en aquel lugar y a esas horas podía estar bailando y caminó hacia él. Al acercarse más observó que hombre no bailaba, sino que recogía algo del suelo y lo lanzaba al agua.
Cuando hubo llegado a su altura, le saludó y le dijo:
- ¿Qué es lo que estás haciendo?
El hombre le sonrió y le contestó:
- Lanzo estrellas de mar al océano.
- ¿Por qué? – le preguntó el científico.
- Está bajando la marea y al quedarse varadas en la arena pueden morir.
- Pero si hay decenas de kilómetros de playa y miles de estrellas de mar, ¿cree que su esfuerzo servirá para algo?
El hombre le escuchó educadamente, y cuando hubo acabado se agachó, recogió otra estrella y la lanzó al mar.
- Para ésa, mi esfuerzo sí tuvo sentido – contestó.