lunes, 10 de diciembre de 2012

LO PRINCIPAL Y LO SECUNDARIO



            Llamativa portada la del diario La Razón en su edición de ayer, domingo 9 de diciembre de 2012, cuyo gran titular anunciaba un “suspenso” para referirse al actual sistema educativo.  En esta misma portada se muestran los resultados de una encuesta realizada a alumnos recién finalizado el Bachillerato (no sé qué quieren decir porque el curso terminó hace seis meses) que refleja su clara ignorancia en relación con cuestiones supuestamente fundamentales sobre la geografía y la historia de España.

            En relación con la geografía, hace saber que un 55% de los citados alumnos desconocen que el Ebro nace en Cantabria y que un  65% no sabe que el Mulhacén, en Sierra Nevada, es el pico más alto de la Península Ibérica.  Respecto a la historia, muestra que un 50´7% desconoce que las últimas colonias se perdieron en 1898.  En páginas interiores ofrece la encuesta completa.  Me llama la atención una de las preguntas acerca de los ponentes que tuvo la Constitución de 1978, para destacar que solo un 5% conocía la respuesta correcta (siete).

            A decir verdad, no encuentro una conclusión clara; parece que estos resultados intentan demostrar que la Generación LOGSE es mucho menos cultivada que las anteriores y que la educación en este país no camina por donde debería.  Pero lo que menos claro me queda es si, en realidad, ese desconocimiento puede ofrecernos las conclusiones a las que el diario pretende hacernos llegar.  Para ello, es necesario determinar qué contenidos son realmente importantes para el conocimiento permanente de los alumnos y qué otros son una simple acumulación de datos.  Podemos desgranar cada una de las cuestiones planteadas:

            En relación con el río Ebro o con el Mulhacén puedo asegurar, como profesor de Geografía e Historia, que ahora se habla de ellos más que antes.  Pero, mientras antes era fundamental adquirir este conocimiento de nuestra España, continente único y centro del universo, ahora los muchachos han de aprender otras muchas cosas, la mayor parte de las veces más interesantes para su día a día, tanto actual como futuro.  Hay que recordar dos características fundamentales que los contenidos han de poseer para ser verdaderamente relevantes: uno de ellos, es su significación.  Aprendizaje significativo significa construir aprendizajes a partir de otros preexistentes.  Las cuestiones del Ebro y del Mulhacén no pueden ser significativas puesto que no se sustentan en ningún otro conocimiento previo aunque, no por ello, sean aprendizajes baladíes.  El alumno solo entiende este aprendizaje como significativo si se circunscribe a su realidad, motivo por el cual, solo serán trascendentales para los alumnos cántabros (o en todo caso, del Corredor del Ebro) y para los granadinos.

            La otra característica fundamental es que han de ser constructivos.  Por tanto, el aprendizaje, no solo se basa en otros conocimientos previos (significativos) sino también en el hecho de sustentar otros superiores (constructivismo).  De nuevo, las cuestiones tratadas no alcanzan el carácter de prioritario.

            El maestro de otrora se enorgullecía cuando escogía a su mejor alumno para mostrarle al inspector lo bien que sabía, y sin inmutarse en absoluto, el lugar de nacimiento del río Ebro, los lugares por los que pasa, todos sus afluentes y el lugar de su desembocadura.  Hoy, algunos lo hacemos cuando comprobamos cómo los chicos han aprendido la importancia de las aguas dulces en general, y en nuestro país en particular.  Del Ebro nos interesa el valor de su caudal, la riqueza agraria e industrial que genera a su paso, los climas asociados a él en relación con su singular recorrido.  Y todo ello, vinculado a la relación humana.  Del Mulhacén y su emplazamiento nos interesa la importancia de la creación y mantenimiento de un Parque Nacional y su observación para comparar el paisaje de su entorno con el de otros picos o para analizar la vegetación escalonada en pisos.  Es decir, tiene más valor educativo el amplio carácter procedimental que se puede extraer a partir de un concepto que el conocimiento memorístico de otros conceptos vinculados a él.  Y por supuesto, si interrelacionamos ambos elementos para crear una realidad, estamos generando sensaciones que le llegan al educando.  Recientemente hablé a los alumnos de forma emocionada acerca del resurgimiento de los ojos del Guadiana por las Tablas de Daimiel veintiocho años después, y los chicos lo celebraron: caudal de un río y Parque Nacional, dos en uno, y los chicos felices por sentir que de forma sincrónica a su estudio pueda estar sucediendo algo así.

Es obvio que un alumno debe saber que el Mulhacén es el pico más alto de la Península Ibérica.  Pero habrá que plantearse el objetivo de su trascendencia.  En este caso, por base cultural (no tanto por aquello de la cultura general) y por necesidad formativa, que no sumativa de los conocimientos.  Y, por supuesto, es secundario saber que se halla en Sierra Nevada o que el Ebro nace en Fontibre.

            Respecto a la Historia, su verdadera importancia pasa por aspectos como el mejor conocimiento de nuestro entorno, de los comportamientos humanos en general y del punto de vista del otro; la formación continua a partir de la lectura e interpretación reflexiva de los documentos; el carácter causal de los acontecimientos; o el carácter formativo básico para conseguir avanzar como seres humanos en sociedad.  Así, la pérdida de las colonias habrá que enmarcarlas dentro de una coyuntura concreta, en la que, y como consecuencia, la literatura, la filosofía, la sociología o la misma geografía están interrelacionando con el acontecimiento en sí.  Si aquello sucedió en 1898, un año antes o uno después es absolutamente prescindible.  El conocimiento de la coyuntura histórica del momento en que se enmarca no lo es.  Los personajes, las fechas, las batallas, los hechos puntuales, forman parte del acontecimiento histórico, que pierde por completo su valor si no lo incluimos dentro de una coyuntura y ésta dentro de un proceso, y así hasta la sucesión de éstos que dan lugar a la conformación y desarrollo de las civilizaciones.  Por supuesto la otra cuestión, no merece comentario.

            Desconocer todo esto es seguir enseñando como en la posguerra, esperar que los chicos aprendan de memoria es acumular conocimientos pero no saberes.  Adaptar los conocimientos necesarios de forma significativa a la vida de cada uno, ofrecerlos de manera reflexiva y utilizar una metodología dinámica es aprendizaje.