sábado, 19 de julio de 2014

MERECIDAS VACACIONES

         Al comienzo del verano todos los profesores nos vemos obligados a actuar a la defensiva, es ese punto en que parecemos unos apestados del sistema debido a que dejamos de producir durante dos meses completos.  Hay incluso quien piensa que es mucho más tiempo y que, en todo caso, no producimos nada tampoco durante el resto del año.

Hay muchas respuestas clásicas ante los ataques del exterior: el trabajo es muy duro, los chicos desgastan mucho, no tenemos alumnos en clase porque se han ido de vacaciones, cada vez nos exige más la administración, oposita tú y ocupa este lugar…  Hace tiempo que deje de intentar defenderme y simplemente afirmo, “sí, es verdad, qué afortunados somos”.  Todo ello, a pesar de que son muchos los docentes que trabajan en casa una gran cantidad de horas durante el año, que lo siguen haciendo en verano, repasando y preparando materiales o, de forma indirecta, mejorando su formación.  Muchos se implican en proyectos que suponen cantidad de horas de trabajo completamente altruistas. También los hay que forman parte de tribunales de oposiciones o de equipos directivos y, por tanto, el mes de julio es de trabajo.

Confío en la predisposición de gran cantidad de colegas y en su profesionalidad, que debe añadirse a la responsabilidad que exige nuestra tarea, así como a la alta cualificación, no correspondida suficientemente en cada cuenta corriente.  Los profesores dejaron de trabajar durante el mes de julio hace ya bastantes años porque a la administración le salía más rentable rebajar su sueldo a cambio de dar vacaciones completas durante ese mes.  En realidad, suponían, poco van a aportar y mucha carga suponen al erario público.  Lo peor, es que muchos docentes aplaudieron la iniciativa y prefirieron perder capacidad adquisitiva.

Pero, si hay algo que me molesta es la autocomplacencia.  Es fácil encontrar muestras de disfrute de las vacaciones de cada cual mientras otros profesionales están sudando la gota gorda del riguroso verano, cuando no están en su casa, igual que ellos, pero por falta de trabajo.  El colmo de esta indecencia la vi en la imagen de perfil de un watsapp recientemente: se veía un reloj de muñeca con el siguiente lema en su interior: “es la hora de tocarme los cojones durante los próximos dos meses”.

No debemos rebajarnos a la altura de tener que defendernos por disfrutar de unas vacaciones que merecemos ni tampoco de atacar a los demás, pero, por supuesto, debemos ser respetuosos con los demás y no mofarnos de las buenas vacaciones de que disfrutamos.  Es así como la opinión acerca de nuestra profesión se degrada dentro de la sociedad.


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