domingo, 23 de noviembre de 2014

COMO UN LHARDY SIRVIENDO KEBAB


                 Recuerdo los tiempos previos al “Tamayazo”: por entonces, los profesores llevaban ya algunos años sufriendo progresivamente mayores dificultades para conseguir dominar las aulas, al tiempo que veían cómo su nivel de vida disminuía cada año puesto que los precios subían más que su sueldo cada 1 de enero.  Sin embargo, también es cierto que los programas de apoyo al alumnado, hijos de la LOGSE, funcionaban cada año un poquito mejor.  Faltaba mucha inversión para alcanzar una situación realmente óptima pero las bases estaban bien puestas.  Los profesores podían formarse y podían preparar sus clases convenientemente.  Digamos que dos comensales podían sentarse a la mesa y disfrutar de una buena cena y que, en caso extraordinario, en la mesa cabía otro.  O lo que es lo mismo, 2+1 siempre era igual a 3.
                Desde entonces, los recortes educativos fueron progresivos, al tiempo que el “aguirrismo” se convertía en la religión oficial de una mayoría de seguidores suyos en la Comunidad de Madrid, auténtico territorio abanderado de la política educativa del gobierno actual: defensa de la enseñanza concertada y migajas para la pública.  De modo que, año tras año, aquella mesa de dos donde habitualmente comían tres, se convirtió en donde cenan tres, cenan cuatro, y así sucesivamente.
                Muchos piensan que la crisis comenzó en 2008 o a finales del año anterior pero la realidad es bien distinta.  La crisis comenzó en el momento en que los servicios públicos comenzaron a crecer menos de lo que lo hacía el mercado y, al tiempo                 que muchos se forraban y a nadie parecía importarle, porque a todos aparentemente beneficiaba.  Hoy día no vivimos una crisis sino un cambio de modelo puesto que hay cosas que no darán marcha atrás.  Entre ellas, y en la materia que nos atañe, las siguientes:
·        Supresión de la mayor parte de las Aulas de Compensatoria y de las Aulas de Enlace.
·        Reducción de apoyos, desdobles y laboratorios en todos los niveles de enseñanza y de prácticas en Formación Profesional.
·        Cierre de Bibliotecas escolares, de Centros de Formación para el Profesorado y de Centros de Educación Especial.
·        Aumento significativo de las ratios de alumnos por clase, impidiendo un normal funcionamiento, una mayor individualización de la enseñanza y sumando entre 180 y 300 el total de alumnos a los que se enfrenta un profesor de Secundaria, en función de su materia.
·        Aumento de carga lectiva y de tareas burocráticas para el profesorado, impidiendo encontrar horas para la preparación de actividades complementarias (salidas culturales, intercambios, viajes de fin de curso, etc.) y de Planes de Convivencia, Acción Tutorial, Orientación Académica o Mejora e Innovación Educativa.  La tarea actual del docente consiste en
·        Aumento de profesores que imparten materias no propias de su especialidad, de profesores funcionarios con plaza sin destino al empezar cada curso, de profesores con centros compartidos o de interinos no contratados pese a ser necesaria su presencia (por ejemplo, no se cubre una baja hasta transcurridos quince días, aunque sea conocida de antemano).
·        Dificultad para encontrar coordinadores de funciones necesarias, como Nuevas Tecnologías o Actividades Extraescolares, por la escasa reducción horaria para desempeñar tal función.
·        Reducción, asimismo, de las horas establecidas para la función tutorial y para la Jefatura de Departamento.
·        Recorte del sueldo en dos ocasiones desde 2008 (la primera por parte del gobierno socialista de Zapatero), sueldo congelado desde entonces, pagas extra (que no lo son, realmente son las pagas 7 y 14 del total de nuestro salario anual) sin pagar, reducción de ayudas, descenso de médicos especialistas para nuestra atención en MUFACE.
·        Eliminación de parte o de la totalidad del sueldo en bajas, a partir de cierta duración, impidiendo incluso la conciliación familiar en cuestiones tan llamativas como la asistencia al pediatra o la visita al tutor de los hijos (ambos casos suponen la pérdida de la retribución diaria).
·        Imposibilidad de cerrar cupos y de organizar el inicio de curso de manera coherente.
                
              Hoy, once años después de que dos se sentaran a degustar el mejor cocido madrileño y pudieran dejar sitio a un tercero, resulta que las apreturas nos muestran la insostenible situación de que 2+1 es igual a 14, mientras desde las altas esferas siguen intentando convencernos de que son 3 y, al tiempo, intentan hacer ver a la sociedad de que un cocido para dos ya era mucho para lo que hacíamos.  El problema es que tensar la cuerda es romperla por sus zonas más débiles.  Hoy sigue habiendo profesores empeñados en servir el mejor cocido pero todos sabemos que la paciencia se acaba y que, hasta para los mejores paladares del gourmet de la tiza,  se acabará imponiendo la comida rápida.


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