Desde
entonces, los recortes educativos fueron progresivos, al tiempo que el “aguirrismo”
se convertía en la religión oficial de una mayoría de seguidores suyos en la
Comunidad de Madrid, auténtico territorio abanderado de la política educativa
del gobierno actual: defensa de la enseñanza concertada y migajas para la
pública. De modo que, año tras año,
aquella mesa de dos donde habitualmente comían tres, se convirtió en donde
cenan tres, cenan cuatro, y así sucesivamente.
Muchos
piensan que la crisis comenzó en 2008 o a finales del año anterior pero la
realidad es bien distinta. La crisis
comenzó en el momento en que los servicios públicos comenzaron a crecer menos
de lo que lo hacía el mercado y, al tiempo que
muchos se forraban y a nadie parecía importarle, porque a todos aparentemente
beneficiaba. Hoy día no vivimos una
crisis sino un cambio de modelo puesto que hay cosas que no darán marcha atrás. Entre ellas, y en la materia que nos atañe,
las siguientes:
·
Supresión de la mayor parte de las Aulas de
Compensatoria y de las Aulas de Enlace.
·
Reducción de apoyos, desdobles y laboratorios en
todos los niveles de enseñanza y de prácticas en Formación Profesional.
·
Cierre de Bibliotecas escolares, de Centros de
Formación para el Profesorado y de Centros de Educación Especial.
·
Aumento significativo de las ratios de alumnos
por clase, impidiendo un normal funcionamiento, una mayor individualización de
la enseñanza y sumando entre 180 y 300 el total de alumnos a los que se
enfrenta un profesor de Secundaria, en función de su materia.
·
Aumento de carga lectiva y de tareas
burocráticas para el profesorado, impidiendo encontrar horas para la
preparación de actividades complementarias (salidas culturales, intercambios,
viajes de fin de curso, etc.) y de Planes de Convivencia, Acción Tutorial, Orientación
Académica o Mejora e Innovación Educativa.
La tarea actual del docente consiste en
·
Aumento de profesores que imparten materias no
propias de su especialidad, de profesores funcionarios con plaza sin destino al
empezar cada curso, de profesores con centros compartidos o de interinos no
contratados pese a ser necesaria su presencia (por ejemplo, no se cubre una
baja hasta transcurridos quince días, aunque sea conocida de antemano).
·
Dificultad para encontrar coordinadores de funciones
necesarias, como Nuevas Tecnologías o Actividades Extraescolares, por la escasa
reducción horaria para desempeñar tal función.
·
Reducción, asimismo, de las horas establecidas
para la función tutorial y para la Jefatura de Departamento.
·
Recorte del sueldo en dos ocasiones desde 2008
(la primera por parte del gobierno socialista de Zapatero), sueldo congelado
desde entonces, pagas extra (que no lo son, realmente son las pagas 7 y 14 del
total de nuestro salario anual) sin pagar, reducción de ayudas, descenso de
médicos especialistas para nuestra atención en MUFACE.
·
Eliminación de parte o de la totalidad del
sueldo en bajas, a partir de cierta duración, impidiendo incluso la
conciliación familiar en cuestiones tan llamativas como la asistencia al
pediatra o la visita al tutor de los hijos (ambos casos suponen la pérdida de
la retribución diaria).
·
Imposibilidad de cerrar cupos y de organizar el
inicio de curso de manera coherente.
Hoy,
once años después de que dos se sentaran a degustar el mejor cocido madrileño y
pudieran dejar sitio a un tercero, resulta que las apreturas nos muestran la
insostenible situación de que 2+1 es igual a 14, mientras desde las altas
esferas siguen intentando convencernos de que son 3 y, al tiempo, intentan
hacer ver a la sociedad de que un cocido para dos ya era mucho para lo que
hacíamos. El problema es que tensar la
cuerda es romperla por sus zonas más débiles.
Hoy sigue habiendo profesores empeñados en servir el mejor cocido pero
todos sabemos que la paciencia se acaba y que, hasta para los mejores paladares
del gourmet de la tiza, se acabará
imponiendo la comida rápida.
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