jueves, 1 de enero de 2015

ACTORES CON UN NUEVO PAPEL

   Comienza un nuevo año y, tras unas vacaciones que permiten un descanso suficiente y un nuevo impulso en la tarea, toca reinventarse de nuevo.  Siempre he creído que uno debe empezar a trabajar bastante antes del 8 de enero: hay que analizar lo sucedido hasta el momento, hacer una valoración crítica a modo de autoevaluación y continuar a partir de esta punto para tratar de alcanzar las metas propuestas o redefinirlas en busca de nuevos logros, siempre en función del nuevo punto de partida, no el de septiembre, sino el de enero.

                Con la mente mucho más despejada, es posible poner nuevas metas en nuestra tarea, tratar de hacer cosas nuevas y, centrarnos, tanto dentro como fuera del aula, en conseguir estímulos suficientes para alcanzar un destino acertado.  Personalmente, afronto varios retos muy vinculados con la labor profesional: una Tutoría para el Prácticum del Máster de Profesores de Enseñanza Secundaria, una preparación de oposiciones para un opositor que lo sabe casi todo, una colaboración didáctica con una entidad deportiva, la tercera edición de una colaboración humanitaria con el Chad y el segundo proyecto (el año pasado la lluvia nos obligó a suspenderlo) de nuestras “monografías de aldea”.  Y todo cuanto vaya surgiendo. 

                Eso hace grande nuestra profesión: la posibilidad de interpretar nuevos papeles con frecuencia.  Y, en todos los casos antes citados, tal como reflejó Jean Jaques Rousseau, en su Emilio: ”Hay oficios tan nobles que no pueden ejercerse por dinero, so pena de indignidad”.

Es momento de reinterpretar, de aportar nuevos planteamientos, de reajustar las metodologías.  A fin de cuentas, cada uno de nosotros es un actor que interpreta su papel dentro del aula.  Pero, cada cierto tiempo, conviene cambiar el guion.  Ahora ha llegado uno de esos momentos.



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