Los jóvenes
actuales viven en una encrucijada que les impide ver con claridad su lugar en
el mundo y tomar decisiones con responsabilidad y criterio, especialmente
porque sus referencias no están en absoluto definidas. Sus actuaciones están permanentemente
expuestas a las críticas de las personas que les aventajan en edad y que
tienden a identificarlas como faltas en valores, si bien está percepción está generalizada
también hacia la sociedad en general.
Sin embargo, un
estudio de los valores que los mismos jóvenes perciben que los demás consideran
sobre ellos permite establecer una curiosa conclusión: cada sujeto espera que
los demás cumplan con una serie de valores que les permita mantener su vida sin
ser molestado. Es llamativo que este carácter
otorgado a los valores sea bastante apreciable en las aulas. Es decir, las personas que ocupan un cierto
rango de jerarquía (caso de los educadores) tratan de fomentar unos valores enfocados
al mantenimiento del orden en el aula y con un carácter, en todo caso
conservador. Es frecuente observar que
los problemas detectados en las aulas tienen que ver casi siempre con estas
situaciones, cuyos intentos de solución implican, en muchos casos, el deterioro
de elementos pedagógicos a favor del bien didáctico general. No podemos olvidar
que los subordinados (en este caso, nuestros alumnos) pueden alcanzar altas
cotas en el desarrollo de los objetivos planteados si se fomenta en ellos
valores positivos en lugar de aquellos que únicamente sirvan para mantener el
orden pero no fomenten ningún tipo de desarrollo intelectual.
Todos los valores
son importantes y un individuo que los respete será un gran ciudadano, qué duda
cabe. Este propósito es indiscutible, el
dilema pasa por valorar qué sacrificar: ceder los valores positivos para
mantener el orden o arriesgarse a cierta pérdida de control para alcanzar los
valores positivos.
Podemos establecer una clasificación de los valores
para clarificar un poco esta argumentación:
1. VALORES OFRECIDOS POR EL GRUPO HACIA EL PROPIO GRUPO:
Son los más
tradicionales y conservadores, aquellos que todos los miembros ofrecen para
consolidar la atmósfera interior.
Generalmente son los más valorados por profesores, entrenadores, jefes,
padres, etc. Pero son contemplados como
un límite por parte de alumnos, trabajadores e hijos. Entre ellos, cabría destacar los siguientes:
- Disciplina.
- Sacrificio.
- Esfuerzo.
- Unidad.
- Empeño.
2. VALORES OFRECIDOS POR EL GRUPO HACIA CADA INDIVIDUO:
Parten de un
punto de vista similar al anterior. Pero
el beneficiario no es el grupo como tal, ni el profesor específicamente, sino
cada individuo. Sería el caso de:
-Respeto.
· - Libertad.
· - Diálogo.
· - Tolerancia.
· - Confianza.
3. VALORES OFRECIDOS POR CADA INDIVIDUO HACIA EL PROPIO GRUPO:
En este caso, nos
encontramos con una serie de actitudes que permiten actuar en grupo gracias al
esfuerzo de cada uno personalmente.
Permiten alcanzar logros colectivos y no son medios, como los anteriores,
sino auténticas virtudes para fomentar el trabajo en equipo. Podríamos considerar dentro de este grupo los
siguientes:
· - Empatía.
· - Asertividad.
· - Generosidad.
· - Responsabilidad.
· - Cooperación.
4. VALORES OFRECIDOS POR CADA INDIVIDUO HACIA SÍ MISMO:
¿Nos da miedo el
individualismo o queremos fomentarlo para alcanzar la máxima creatividad? La cesión de una parte de la soberanía
personal siempre parece un aspecto capaz de conducir a la pérdida del control
sobre el grupo. Lejos de esta
percepción, el impulso de los valores más creativos, positivos o liberales hace
de aquel que los concede un líder mucho más respetado. Su soberanía no corre peligro siempre que muestre
claramente los límites que delimitan la función de cada uno dentro del
grupo. Sería el caso de los siguientes
valores:
· - Talento.
· - Personalidad.
· - Autonomía.
· - Valentía.
· - Liderazgo.
· - Imaginación.
· - Virtuosismo.
Ahora, cada cual
debe decidir.
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